Hay
instantes
en
que quisiera romper a llorar
para
que al fin
este
dolor interminable
salga
de mí,
para
que se rompa el encantamiento
que
mi cuerpo padece,
para
que la vida me perdone
las
alegrías cometidas y por cometer.
A
veces
quisiera romper a llorar
como
si fuera la última lluvia
de
mi vida,
como
si no hubiera mañana
y
el sol no quisiera regresar a mí.
Quisiera
romper a llorar
para
que en ese río desbordado
se
ahogue al fin
esa
imagen tuya que aún me ronda.
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