sábado, 24 de octubre de 2020

Enamorarse

Enamorarse es salir de la oscuridad, del silencio, de la lejanía. Es como pararse en un balcón y asomarse a la noche para al fin contemplar las estrellas, su movimiento infinito, su luz que hace soñar. Es respirar de nuevo, dejar que la brisa bese nuestro cuerpo, nuestra cara. Es extender las manos al cielo para rozar el infinito. Es correr, correr de nuevo, libre como un niño. Es caminar bajo la lluvia empapado de dicha. Es despertar y saber que el día es maravilloso, porque existe ella. Enamorarse es vivir la eternidad, como si el tiempo se detuviera a mirarnos, como si el universo girara a nuestro alrededor.

Enamorarse es dejar de contar los días y sus tristezas. Es olvidar todo, salvo a ella.

Enamorarse es decir su nombre y sentir que la felicidad eriza nuestra piel. Enamorarse es voltear a mirar al resto de la humanidad y sólo ver su rostro, oír su risa que nos sigue a todas partes y dejar que su mirada sea el único cielo en el que queremos estar, con el que soñamos todo el tiempo.

Enamorarse es volver a vivir. Enamorarse es saber que no somos un sueño, sino que ahora somos el territorio de los sueños.