Madrugo
a
verte revolotear por la casa.
No
te gusta
despedirte
pues
no quieres
que
nada nos separe.
Y
cuando me voy
te
llevo conmigo.
Nunca
te olvido,
ni
cuando duermo
pues
siempre
sueñas conmigo.
Durante
el día
miras una y otra vez
el
reloj contando los minutos
que
faltan
para
correr a mí,
para
que te tenga
entre
mis brazos
y
al llegar la noche
volver
a tus sueños,
querida
soledad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario