Estoy a
miles de kilómetros
de esos ojos que me
reconocían
en la multitud,
de esa voz que
respondía ante la mía,
del lenguaje en que era
amado
y de los días
en que sus sueños
llovían sobre mí.
Ahora estoy
a miles de kilómetros
de ese pasado
y la vida sigue con sus sueños.
Camina la gente sin
verme,
sin saber que un amor que ya no
existe
me ha recordado de
repente.
Y mientras ya otro amor
me sueña,
yo sólo sé que a miles de kilómetros
yo sólo sé que a miles de kilómetros
hay días en que el ayer
abre los ojos y me mira
con nostalgia.